SEÑALES DE TRÁNSITO DEL FUTURO

Así serán las señales de tránsito del futuro

La industria automotriz dirige sus esfuerzos y sus recursos hacia la automatización total de los vehículos, pero con la llegada de estas tecnologías habrá otros ámbitos que se verán abocados a un cambio, como es el caso de las señales de tránsito.

Es imposible que las señales de tránsito sigan siendo estáticas y aisladas en un futuro donde la interconexión y el Internet de las cosas van ganando espacios, la comunicación entre los vehículos con el entorno está convirtiéndose en una realidad y para lograr un tráfico más fluido y una mayor seguridad al conducir, las señales tendrán que sufrir también una transformación.

En la medida en que aumenta la automatización de los vehículos, la tendencia será que las ciudades se transformen en una «Smart City», desarrollando sistemas tecnológicos para lograr una evolución de sus infraestructuras y una mayor comodidad para sus habitantes, además de adaptar sus vías a los diferentes automóviles que empezarán a circular por sus calles.

Una Smart City integrará la información recogida de los vehículos que circulan por las vías, de las condiciones meteorológicas o de los eventos y las obras que se realizan en un determinado lugar para adaptar sus señales de tránsito a las necesidades del momento en zonas concretas.

Señales de tránsito variables

Investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia (España) con la colaboración de expertos de la Universidad Nacional de Tsinghua (Taiwán), están trabajando en un prototipo para que las señales de tránsito serán capaces de adaptarse a diferentes condiciones climáticas o de tráfico e incluso convertirse en radares fijos.

Es un sistema con el que las señales de tránsito se comunicarán directamente con cada conductor mediante un dispositivo que enviará mensajes de voz a los conductores y puede llegar a ser una realidad en aproximadamente cinco años.

Un dispositivo con un hardware económico y una placa pueden convertir una señal de tránsito convencional en una interactiva que envíe la información a los conductores, que la recibirán en su tablero o en otro dispositivo. Los vehículos deberán contar con una aplicación basada en iOS y Android y se deberá usar la tecnología 5G para el intercambio de información en tiempo real.

La comunicación será bidireccional, de manera que el vehículo emitirá información sobre la velocidad a la que está circulando y podrá ser sancionado al instante cuando sobrepase los límites permitidos.

El dispositivo también informará sobre accidentes en la carretera, gracias a una antena y un computador que le permita comunicarse con los vehículos que entren en su radio de alcance, también dará información sobre zonas de baja visibilidad o puntos negros en la vía.

Reducción de señales

Viajando por carretera podemos ver muchas señales de tránsito, las que nos indican la velocidad máxima permitida, una curva cerrada o varias seguidas, pasos de animales o las que anuncian la proximidad de una ciudad.

En el futuro (un poco más lejano) veremos muchas menos señales de tránsito de este tipo, algunas incluso desaparecerán completamente porque un vehículo no las necesitará para estar informado ya que podrán cargarse de forma virtual en un mapa.

El uso de la tecnología 5G que permitirá la actualización en tiempo real hará innecesarias muchas señales de tránsito, lo que va a significar un ahorro en metales para su fabricación, en instalación y menos problemas medioambientales.

Algunas funciones de esta tecnología ya existen en diferentes navegadores o en aplicaciones como Waze, que descargan las alertas que los usuarios envían, sin embargo depende de que los conductores manden el aviso, en el futuro se encargará un centro de coordinación de tráfico a través de sensores y cámaras.

La evolución de las señales de tránsito del futuro dependerán del uso masivo de la tecnología 5G y posteriores, la relación del vehículo con la infraestructura reducirá la accidentalidad, minimizará los trancones en las vías y ayudará así a reducir la contaminación ambiental por emisiones.

Por. Adriana Gutiérrez

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